Veinte años después: XXXIX. La carta de Carlos I
Veinte años después: Capítulo XXXIX. La carta de Carlos I
de Alejandro Dumas
Ahora es menester que el lector atraviese con nosotros el Sena y nos
acompañe hasta la puerta del convento de Carmelitas de la calle de Santiago.
Son las once de la mañana y las piadosas hermanas acaban de oír una
misa por el triunfo de las armas del rey Carlos I... Una mujer y una niña
vestidas de negro, la una como una viuda y la otra como una huérfana,
salen de la capilla y se dirigen a su celda.
La mujer arrodíllase sobre su reclinatorio de madera pintada, y a distancia
de algunos pasos la niña llora apoyada en una silla. Hermosa debe
haber sido la mujer, pero se conoce claramente que las lágrimas la
han avejentado. La niña es encantadora y su llanto la embellece más todavía.
La mujer puede tener cuarenta años, la niña catorce.
––¡Dios santo! decía la primera arrodillada––. Conservad a mi esposo,
conservad a mi hija, y tomad mi triste y miserable vida.
––¡Dios mío!...
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