Veinte años después: LXXXVII. La cabeza y el brazo

Veinte años después: Capítulo LXXXVII. La cabeza y el brazo de Alejandro Dumas Ahora trasladémonos del invernadero al pabellón de caza. Al fondo del patio, en que tras de un pórtico hecho con columnas jónicas se descubrían las perreras, alzábase un edificio oblongo que parecía extenderse como un brazo delante de otro brazo formado por el pabellón del invernadero, en cuyo semicírculo se comprendía el patio de honor. En el piso bajo de este pabellón estaban encerrados Porthos y Artagnan, sufriendo a medias el peso de una cautividad insoportable a sus dos temperamentos.Se paseaba Artagnan como un tigre, fijos los ojos y rugiendo a veces sordamente, junto a los barrotes de una ancha ventana que caía al patio de servicio. Porthos digería silenciosamente una excelente comida, cuyos restos acababan de recoger. El uno parecía hallarse privado de razón y meditaba; el otro parecía estar meditando y dormía; mas su sueño era una pesadilla, según podía deducirse del modo...

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