Veinte años después: LXXXVI. Precauciones

Veinte años después: Capítulo LXXXVI. Precauciones de Alejandro Dumas Cuando Mazarino se separó de Ana de Austria, encaminóse a Rueil, donde tenía situada su casa. En aquellos revueltos tiempos siempre llevaba el cardenal buena compañía, y a veces iba disfrazado. Ya hemos dicho que el traje de caballero le sentaba admirablemente. Subió a su carruaje en el patio del antiguo castillo y atravesó por Chatou el Sena. El príncipe de Condé habíale dado cincuenta ligeros de a caballo por escolta, no tanto en verdad para guardarle como para demostrar a los diputados con cuánta facilidad disponían los generales de la reina de sus tropas, y las podían distribuir a su antojo. Athos seguía al cardenal a caballo, sin espada, guardado por Comminges, y sin decir una palabra. Grimaud, a quien dejara su amo a la puerta del castillo, oyó la noticia de su arresto cuando Athos se lo dijo a Aramis, y obedeciendo a una seña del conde, se marchó sin chistar a colocarse junto a...

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