Veinte años después: EPÍLOGO

Veinte años después: Capítulo EPÍLOGO de Alejandro Dumas Cuando volvieron a su casa los dos amigos, se encontraron con una carta de Athos, que los citaba en el Gran Carlo-Magno para la siguiente mañana. Ambos se acostaron pronto, pero ni uno ni otro durmieron. No llega así un hombre al término de todos sus deseos sin que este resultado le quite el sueño, siquiera la primera noche. Al siguiente día presentáronse los dos a la hora señalada en casa de Athos. Hallaron al conde y Aramis en traje de camino. ––¡Pardiez! ––dijo Porthos––. Parece que nos vamos todos: yo también he hecho mi lío esta mañana. ––¡Qué remedio! ––contestó Aramis––. No habiendo ya Fronda, nada nos queda que hacer en París. La señora de Longueville me ha convidado a pasar algunos días en Normandía, encargándome que vaya a disponer su alojamiento en Rouen mientras aquí bautizan a su hijo. Cumpliré esta comisión, y si no sucede luego ninguna novedad, volveré a...

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