V. Isabel y El Amor. Los Pretendientes

Introducción

LOS primeros tratos de casamiento para Doña Isabel tuvieron lugar muy pronto en su vida, y se hicieron para desposarla con el infante Don Fernando, nieto del rey de Aragón. Pero esos tratos se deshicieron casi enseguida, debido a la poca simpatía de Enrique IV por la casa de Aragón. Sobre todo, cuando el rey Juan de Navarra, padre de Fernando, heredó la corona aragonesa, Enrique IV, enemistado con él, prefirió negociar el casamiento de su hermana con el príncipe de Viana, que era el primogénito del aragonés y cuyos intereses y carácter gustaban al rey castellano. El príncipe de Viana era bastante mayor que Isabel. Poseía gran cultura y había demostrado mucha moderación y humanismo en todos sus actos. Había estado ya casado con la princesa Inés de Cleves, que había muerto muy joven, en 1448. El príncipe de Viana, nombrado rey de Navarra contra la voluntad de su ambicioso padre, Juan II, quien se vio obligado a dejar vacante ese trono para ocupar el de Aragón, mantuvo una constante lucha contra él, motivada por el afán de dominio de éste. Todo ello le hacía grato al rey de Castilla. Isabel, niña aún, no mostró interés ni contrariedad. La oposición del rey aragonés impidió el matrimonio, por suerte para Isabel, ya que el desdichado príncipe murió prematuramente, en 1461, en Barcelona, donde le acompañaba el fervor popular. Las causas de su muerte fueron oscuras. Muerto el príncipe de Viana, su hermano Fernando era jurado heredero de Aragón. Contaba a la sazón diez años de edad. Isabel, en ese momento, tenía once años.

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