Un voluntario realista : 18

Un voluntario realista : 18 de Benito Pérez Galdós El caballero D. Jaime Servet (de quien hemos de ocuparnos ahora con algún detenimiento) se retiró al campo y a la casa de Guimaraens, donde estuvo solo todo el siguiente día siguiente. Impaciente y sin sosiego, esperaba la tarde para ir a la ciudad y tomar el caballo prometido: así cuando comenzó a oscurecer quiso despedirse de la señora Badoreta, que por orden de su amo le había prestado ropa y algunos dineros para el viaje; pero la señora Badoreta no estaba en la casa, y el caballero tuvo que marcharse sin despedirse de ella, y lo que es más sensible, sin comer. Partió hacia la ciudad. En la cabaña situada fuera de la puerta del Travesat halló a Pepet que puntual había ido a tomar posesión de la tartana. Estaba el guerrillero en compañía de seis hombres cuyo aspecto pareció a Servet harto sospechoso, y aun el mismo Tilín...

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