Un voluntario realista : 16

Un voluntario realista : 16 de Benito Pérez Galdós Poco duró el síncope a la ilustre dama, y al reponerse, su primer cuidado fue correr a observar qué camino tomaba el dragón. Pero ni por la puerta de la celda, ni por la reja abierta al Sur sobre el emparrado y frente al palomar divisó forma humana. Teodora al dar por terminadas inútilmente sus observaciones, supuso que Tilín había entrado por la sacristía. -Ese bribón -pensó- se ha quedado esta tarde dentro de la iglesia, o en algún rincón de la sacristía. Al avanzar la noche salió de su agujero, como los ratones que van a hacer sus correrías y ahora se ha metido en él otra vez... Pero yo he de descubrir el escondite y he de armar una ratonera para enseñar a ese desalmado a jugar con el honor de respetables mujeres consagradas a Dios. Como la puerta no tenía cerrojo puso tras ella todos los muebles que pudo cargar; mas ni aun con...

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