Tropiquillos: 6

TropiquillosCapítulo VI de Benito Pérez Galdós ¡La vendimia! Mestre Cubas se movía como un epiléptico y gritaba como un loco, mientras la señora daba pausadamente y sin atropellarse sus órdenes. Las cestas llenas de uvas no cabían en el patio del lagar. No lejos de allí, oíase un gargoteo hueco y profundo, cual enjuagadero de bocas de gigantes, que soltaban buches y revolvían entre el paladar y la lengua pequeñas olas. Era que estaban llenando las pipas. Por otro lado, Ramoncita y su hermana vigilaban la separación de las uvas, agrupándolas según su clase y su madurez, porque no se saca buen vino prensando a granel todo lo que se arranca de las parras. Pronto se vio que las prensas funcionaban, y un chorro obscuro, espumante, opaco recorría la canal para entrar en el estanquillo. Aquí, un hombre metido en mosto hasta las rodillas, lo sacaba en una gran cubeta, midiendo y contando a la vista del amo. Los mozos que hacían el trabajo de prensas, el medidor y los...

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