Tristana: 28

26/10/2009 1.850 Palabras

Capítulo XXVIII 28 Pág. 28 de 29 Tristana Benito Pérez Galdós Creyó notar el viejo galán que Tristana se desconcertaba al recibir el jicarazo; pero tan rápidamente y con tanto tesón volvió sobre sí misma, que no le era fácil a D. Lepe conocer a ciencia cierta el estado de ánimo de su cautiva, después del acabamiento definitivo de sus locos amores. Como quien se arroja a un piélago tranquilo, zambullose la señorita en el maremágnum musical, y allí se pasaba las horas, ya sumergiéndose en lo profundo, ya saliendo graciosamente a la superficie, incomunicada realmente con todo lo humano y procurando estarlo con algunas ideas propias que aún la atormentaban. A Horacio no le volvió a mentar, y aunque el pintor no cortó relaciones con ella, y alguna que otra vez escribía cartas amistosas, Garrido era el encargado de leerlas y contestarlas. Guardábase bien el viejo de hablar a la niña del que fue su adorador, y con toda su sagacidad y experiencia,...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info