Tristana: 15

Capítulo XV 15 Pág. 15 de 29 Tristana Benito Pérez Galdós Bonito, realmente bonito a no poder más era el presente, y Horacio se extasiaba en él, como si transportado se viera a un rincón de la eterna gloria. Mas era hombre de carácter grave, educado en la soledad meditabunda, y por costumbre medía y pesaba todas las cosas previendo el desarrollo posible de los sucesos. No era de estos que fácilmente se embriagan con las alegrías sin ver el reverso de ellas. Su claro entendimiento le permitía analizarse con observación segura, examinando bien su ser inmutable al través de los delirios o tempestades que en él se iban sucediendo. Lo primero que encontró en aquel análisis fue la seducción irresistible que la damita japonesa sobre él ejercía, fenómeno que en él era como una dulce enfermedad, de que no quería en ningún modo curarse. Consideraba imposible vivir sin sus gracias, sin sus monerías inenarrables, sin las mil formas fascinadoras que la...

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