Tercer Libro de La Galatea: 13

-Mal conoces a Silveria, Elicio -respondió Mireno-, pues imaginas della que ha de hacer cosa de que pueda ser notada. -Esta mesma razón que has dicho te condemna -respondió Elicio-, pues si tú, Mireno, sabes de Silveria que no hará cosa que mal le esté, en la que ha hecho no debe de haber errado. -Si no ha errado -respondió Mireno-, ha acertado a quitarme todo el buen suceso que de mis buenos pensamientos esperaba, y sólo en esto la culpo: que nunca me advirtió deste daño; antes, temiéndome dél, con firme juramento que me aseguraba que eran imaginaciones mías, y que nunca a la suya había llegado pensar con Daranio casarse, ni se casaría, si conmigo no, con él ni con otro alguno, aunque aventurara en ello quedar en perpetua desgracia con sus padres y parientes; y, debajo deste siguro y prometimiento, faltar y romper la fe agora de la manera que has visto, ¿qué razón hay que tal consienta, o qué corazón que tal sufra? Aquí tornó Mireno a renovar su llanto, y...

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