Superchería: 08

Capítulo VIII 08 Pág. 08 de 10 Superchería Leopoldo Alas Hubo un entreacto. A las señoras se les sirvió un refresco, y los hombres salieron a los pasillos y gabinetes contiguos a fumar y discutir. Serrano, objeto de general curiosidad, sintiéndose en ridículo a sus propios ojos, por no estarlo también ante los demás, hizo prodigios de gracia y de ingenio. Sin pedantería, como dando poca importancia a la polémica, demostró a muchos de aquellos señores, capaces de entenderle, sus conocimientos psicológicos y fisiológicos, muy superiores, sin duda, a los de Foligno. Este, en vez de rehuir un encuentro con el descreído, lo procuró, y, amable, risueño, también buscando gracia y descuido en sus maneras y palabras, defendió su causa como un cómico una comedia que está representando y que es discutida entre bastidores; comedia que él hace en las tablas, pero que al cabo no es obra suya. Los chistes, los incidentes de las conversaciones, los vaivenes de...

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