Silva II (Gatomaquia)

Silva II (Gatomaquia) de Lope de Vega Convaleciente ya de las heridas de los crueles celos de Micifuf, Marrarnaquiz valiente (aquellos que han costado tantas vidas, y que en los mismos cielos a Júpiter, señor del rayo ardiente, con disfraz indecente, fugitivo de Juno, su rigor importuno tantas veces mostraron, que en fuego, en cisne, en buey le trasformaron por Europa, por Leda y por Egina), con pálida color y banda verde, para que la sangría se le acuerde (que amor enfermo a condolerse inclina). paseaba el tejado y la buharda de aquella ingrata cuanto hermosa fiera. Quien ama fieras, ¿qué firmeza espera? ¿Qué son, qué premio aguarda? Zapaquilda, gallarda, estaba en su balcón, que no atendía más de a saber si Mizifuf venía, cuando Garraf, su paje, si bien de su linaje, llegó con un papel y una bandeja. Ella la cola y el confín despeja, y la bandeja toma, sobre negro color labrada de oro por el indio oriental, y con decoro mira si hay algo que primero...

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