Sancho Saldaña: 25

Capítulo XXV 25 Pág. 25 de 49 Sancho Saldaña José de Espronceda . . . . . . . . . . yo no hallo remedio a los males míos si no es morir, porque veo que un imposible conquisto. Yo estoy sin mí, yo no mando, mi razón yo no la rijo poder superior me arrastra, sin ser dueño de mí mismo. MORETO, Primero es la honra. Mientras esto pasaba en Valladolid y andaba tan alborotado el palacio con la muerte del señor de Haro, nuestro lindo Jimeno daba la vuelta a Cuéllar a todo el galope de su caballo, acompañado de algunos hombres de armas para mayor seguridad en aquel país tan revuelto. Al llegar a Tudela de Duero, a pesar de los riesgos que podía correr viendo que sus soldados no podían caminar tan a prisa como él quisiera, se adelantó a su gente con intención de llegar a Cuéllar aquella noche. El más vivo deseo le punzaba de volverse a ver en el castillo para llevar adelante su infame plan contra la desdichada Zoraida. Había ya decidido a...

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