Sancho Saldaña: 22
Capítulo XXII 22 Pág. 22 de 49 Sancho Saldaña José de Espronceda E llegado al puerto de Alejandría, el físico astrólogo en ella salía, e a mí fue llegado cortés con amor. ALFONSO X, El lib. del Tesoro. El judío subió a un salón del castillo acompañado de Nuño, adonde a poco rato le sirvieron algunos refrescos y varios manjares que satisficieron su apetito y apagaron su sed. Hecho esto, pidió ver al señor de la fortaleza, de cuya enfermedad le había informado ya Nuño mientras comía, dando rienda suelta a su deseo de hablar en la detenida pintura que le hizo del estado peligroso de don Hernando. El judío le había escuchado en silencio, y luego que hubo acabado Nuño, salieron del cuarto y se encaminaron a la habitación del herido. Acababa éste de salir de uno de aquellos delirios que le sacaban fuera de sí, y estaba entonces con bastante razón para responder acorde y tomar parte en cualquier conversación, por lo que el sabio hebreo...
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