Sancho Saldaña: 11
Capítulo XI 11
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Sancho Saldaña
José de Espronceda
Mas ¡ay de aquel que hasta en el santo asilo
de la virtud arrastra la cadena!
La pesada cadena con que el mundo
oprime a sus esclavos.
JOVELLANOS
Optabam esse anathema pro fratribus meis.
SAN PABLO, ad Rom. 9.
A poca distancia de la cueva de los bandidos, y bajando las riberas del Pirón, había habido en los siglos del paganismo un soberbio templo de piedra, erigido sin duda por los romanos en honor de alguna deidad a quien habían consagrado aquel sitio. El furor de los siglos, y acaso la mano del hombre, más destructora que la del tiempo, había ido poco a poco demoliendo este monumento de la grandeza de aquellos conquistadores, y en la época de esta historia no quedaban ya otros vestigios aparentes que algunas piedras cubiertas de musgo, alguna columna rota u otra infeliz muestra de su antigua magnificencia. Una parte de él, sin duda en algún terremoto, se había hundido debajo de...
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