Quinto Libro de La Galatea: 10

Después que los pastores escucharon lo que Silerio cantado había, sin que él los viese, se volvieron a encontrar los demás que allí venían, con intención que Timbrio hiciese lo que agora oiréis: que fue que, habiéndole dicho de la manera que habían hallado a Silerio y en el lugar do quedaba, le rogó a Tirsi que, sin que ninguno dellos se le diese a conoscer, se fuesen llegando poco a poco hacia él, ora les viese o no, porque aunque la noche hacía clara, no por eso sería alguno conoscido; y que hiciese ansimesmo que Nísida o él algo cantasen; y todo esto hacía por entretener el gusto que de su venida había de rescibir Silerio. Contentóse Timbrio dello, y, diciéndoselo a Nísida, vino en su mesmo parescer. Y así, cuando a Tirsi le paresció que estaban ya tan cerca que de Silerio podían ser oídos, hizo a la bella Nísida que comenzase, la cual, al son del rabel del celoso Orfino, desta manera comenzó a cantar: La Galatea de Miguel de Cervantes Tasa,...

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