Primer Libro de La Galatea: 10
LISANDRO
¡Oh alma venturosa,
que del humano velo
libre al alta región viva volaste,
dejando en tenebrosa
cárcel de desconsuelo 5
mi vida, aunque contigo la llevaste!
Sin ti, escura dejaste
la luz clara del día;
por tierra derribada,
la esperanza fundada 10
en el más firme asiento de alegría;
en fin, con tu partida
quedó vivo el dolor, muerta la vida.
Envuelto en tus despojos,
la muerte s’ha llevado 15
el más subido estremo de belleza,
la luz de aquellos ojos
qu’en haberte mirado
tenían encerrada su riqueza;
con presta ligereza, 20
del alto pensamiento
y enamorado pecho,
la gloria se ha deshecho,
como la cera al sol o niebla al viento;
y toda mi ventura 25
cierra la piedra de tu sepultura.
¿Cómo pudo la mano
inexorable y cruda,
y el intento cruel, facinoroso,
del vengativo hermano 30
dejar libre y desnuda
tu alma del mortal velo hermoso?
¿Por qué...
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