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Prim Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós En mala ocasión iba Manolita con estas andróminas al amigo Chaves, que entonces se hallaba en el paroxismo de su actividad demoledora. Los trabajos no permitían un minuto de reposo a los atrevidos laborantes. Todo estaba dispuesto. La conspiración era ya un rimero de pólvora, al cual no faltaba más que arrimar la encendida mecha... No obstante la buena voluntad de todos, surgían desavenencias que no siempre eran reductibles. La más grave de ellas sobrevino entre la dirección civil y la militar, entre la Junta y Moriones. Este, que había llevado a feliz término la seducción de sargentos, vio pospuestas sus ideas a las de los civiles, y para cortar discusiones peligrosas, la suprema autoridad, que era Prim, determinó que el hombre de las Cinco Villas fuese a dirigir los trabajos de Valencia. En el delirio de la organización masónica, Chaves no desperdiciaba las horas ni los momentos; ni aun cuando sacaba de paseo a su...

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