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Prim Capítulo XXV de Benito Pérez Galdós En Urda ya la columna, el General, sus amigos y la oficialidad se alojaron en el palacio, que parecía castillo. Los restantes acomodáronse en las dependencias, y a la tropa se le dio orden de acampar en el lugar más abrigado del monte, con permiso de hacer hogueras, cortando toda la leña que fuese menester. El General repartiría entre sus leales soldados la bucólica y la bebida fina que en sus bodegas y despensa guardaba. La juvenil alegría dio a los soldados increíble presteza para proveerse de combustible y encender buen número de fogatas. Los grupos, bulliciosos, se formaban, se descomponían y volvían a formarse por improvisadas o antiguas atracciones de amistad. Toda la loma próxima al castillo se convirtió en verbena, iluminada por las llamas y por el júbilo que encendía los corazones... No sintió poco el buen Clavería tener que aceptar alojamiento dentro del castillo. Rehusarlo sin que se trasluciera la causa de...

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