Para ser un buen arriero: 6

Para ser un buen arriero... Tipos y paisajes de José María de Pereda - VI - Y aquí entra la parte más lastimosa de esta verídica historia. Han pasado tres años desde la escena que acabo de referir. Blas y Paula no viven ya en la pobre casuca que heredó de su madre la segunda: han comprado un caserón solariego con portalada y solana, y han trasladado a él sus penates. El tal caserón tiene gran corralada y anchas cuadras; pero ni en la primera saltan los terneros, ni en las segundas se oyen los mugidos de las vacas ni las campanillas de los bueyes. Blas, que a veces se la echaba de listo, se había reído en más de una ocasión, desde que supo el cuento de la boca del oportunísimo señor cura, de aquel labrador de Castilla que solía decir, pareciéndole muy larga la distancia que mediaba entre su casa y sus haciendas: «Si por algo deseo ser rico, es por poder ir a caballo a cavar mis tierras». Cuando Blas y Paula cambiaron de morada, se propusieron cambiar...

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