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Corregido II. No era lerdo el tal cuando se trataba del vil ochavo. Aceptó de buena gana la consideración que se le daba por aquella plutocracia de tradicional severidad, y se propuso utilizar el arma para llegar más pronto con su auxilio al fin á que se dirigía. Merced á tan favorable coyuntura, no tardó en conocer perfectamente el terreno que pisaba. Santander era una aldea grande, con casas muy viejas y calles muy irregulares, donde el confort no se conocía ni se echaba de ménos. Los hombres de quienes tomaba su prestigio é importancia la plaza famosa del Mar Cántabro, no levantaban media línea más que él, ni procedían de otro origen más preclaro: indianos más ó ménos antiguos, sencillos en sus gustos, vulgares en sus formas, afanosos, pero nobles, en su profesión, ricos casi todos é ignorantes sin casi, como se dejaba ver en la sencillez primitiva de la población, cuyo sosten y principal objeto eran ellos mismos. Verdad es que eran muy orgullosos,...
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