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Corregido suya. Así fué que, dándosele una higa porque á sus oidos jamas llegase una palabra de cariño ni á su pecho una pasión generosa, echó un dia una raya por debajo de la columna de sus haberes, y se halló dueño absoluto de un caudal limpio, mondo y lirondo de veinticinco mil duros; sumó después los años que él contaba, y resultaron cuarenta y cinco. — ¡Alto! —se dijo entónces;— reflexionemos ahora. Y reflexionó. Era la primera vez que tal le ocurría en tantos años empleados pura y exclusivamente, en atesorar peluconas. Hé aquí el resumen de sus meditaciones: «En la situación en que se hallaba podia, dando más latitud á sus especulaciones, aumentar considerablemente el caudal; pero se exponía tambien á perderle; además, le habian conocido alli ciruelo y no le prestarían la consideración á que se juzgaba acreedor. Lo contrario le sucedería en su pueblo natal, donde pasaría por un Nabab, llevándose el respeto y las atenciones de sus...
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