Ovejas sarnosas

Tipos y paisajes criollos - Serie IV Ovejas sarnosas de Godofredo Daireaux Ovejas sarnosas La majada está en el corral, encerrada, y, por la escarcha que cubre el campo, se soltará tarde. Cansadas de rumear recuerdos y de hacer crujir las muelas para moler ilusiones, las ovejas se empiezan a levantar; se estiran, y apartado el sueño, se acuerdan de la sarna que las está trabajando, pudiéndose pronto constatar que, realmente, para el rascar, no hay más que empezar. En movimiento febril, se rascan en la paleta, con la pata toda sucia, haciendo de su mejor lana, jirones verdosos que se desprenden y pronto cuelgan, sueltos, arrancados. Pero, rascarse con la pata cansa, y no basta: tratan de alcanzar con los dientes, destornillándose el pescuezo, el sitio donde roe la sarna. Apenas si lo pueden rozar, y el parásito sigue, muy tranquilo, cavando, en el cutis, la cuevita donde depositará los huevos. Excitada la sarna de la paleta, pronto se despierta la de la cruz, y empieza...

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