Odisea: Canto XVII

Odisea Canto XVII: Odiseo mendiga entre los pretendientes. de Homero 1 Así que se descubrió la hija de la mañana, Eos de rosáceos dedos, Telémaco, hijo amado del divino Odiseo, ató a sus pies hermosas sandalias, asió una fornida lanza que se adaptaba a su mano y, disponiéndose a partir para la ciudad, habló de este modo a su porquerizo: 6 —¡Abuelo! Voyme a la ciudad, para que me vea mi madre: pues no creo que deje el triste llanto, ni el luctuoso gemir, hasta que nuevamente me haya visto. A ti te ordeno que lleves al infeliz huésped a la población, a fin de que mendigue en ella para comer, y el que quiera le dará un mendrugo y una copa de vino, pues yo tengo el ánimo apesarado y no puedo hacerme cargo de todos los hombres. Y si el huésped se irritase mucho, peor para él; que a mi me gusta decir las verdades. 16 Respondióle el ingenioso Odiseo: 17 —¡Amigo! También yo prefiero que no me detengan, pues más le conviene a un pobre mendigar la comida por la...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información