Noche de bodas - IV

Noche de bodas de Vicente Blasco Ibáñez Poblóse la negra inmensidad de puntos rojos, de infinitas y movibles chispas, como si aventasen gigantesca hoguera; sintió que caia y caia, como si aquel desplome durase años y fuese en una sima sin fondo, hasta que, por fin, experimentó en todo su ser un rudo choque, conmoviéndose de pies a cabeza, y... despertó en su cama, tendido sobre el vientre, tal como se habia arrojado en ella. Lo primero que el cura pensó fué que habia pasado mucho tiempo. Era de noche, Por la abierta ventana veiase el cielo azul y diáfano, moteado por la inquieta luz de las estrellas. Don Vicente experimentó la misma impresión de las damas de comedia que al volver en si lanzaban la sacramental pregunta: «En dónde estoy» Su cerebro sentiase abrumado por la pesadez del sueño, discurria con dificultad y tardó en reconocer su cuarto y en recordar cómo habia llegado hasta alli. En pie en la ventana, vagando su turbia mirada por la oscura vega, fué...

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