Niebla 28

NieblaXXVII de Miguel de Unamuno Torció el gesto Augusto cuando una mañana le anunció Liduvina que un joven le esperaba y se encontró luego con que era Mauricio. Estuvo por despedirlo sin oírle, pero le atraía aquel hombre que fue en un tiempo novio de Eugenia, al que esta quiso y acaso seguía queriendo en algún modo; aquel hombre que tal vez sabía de la que iba a ser mujer de él, de Augusto, intimidades que este ignoraba; de aquel hombre que... Había algo que les unía. –Vengo, señor –empezó sumisamente Mauricio–, a darle las gracias por el favor insigne que merced a la mediación de Eugenia usted se ha dignado otorgarme... –No tiene usted de qué darme las gracias, señor mío, y espero que en adelante dejará usted en paz a la que va a ser mi mujer. –Pero ¡si yo no la he molestado lo más mínimo! –Sé a qué atenerme. –Desde que me despidió, a hizo bien en despedirme, porque no soy yo el que a ella corresponde, he procurado consolarme como...

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