Nazarín : 35

NazarínQuinta Parte Capítulo VII de Benito Pérez Galdós Quinta Parte VII Acabose la visión, y todo volvió a los términos de nebulosa y triste realidad. El áspero camino fue nuevamente lo que antes era, y los que acompañaban al mártir Nazarín recobraron su forma y vestimenta, los guardias eran guardias, y Ándara y Beatriz mujeres vulgarísimas, la una batalladora, la otra pacífica, con sus pañuelos a la cabeza. Llegó un momento en que el venerable peregrino, ni aun acumulando toda su energía, pudo dar un paso. De su frente brotaba sudor angustioso; le dolía el cráneo como si en él le clavaran un hacha, y en su hombro derecho sentía un peso irresistible. Las piernas se le doblaban, y sus pies magullados iban dejando pedazos de piel sobre las piedras del camino. Ándara y Beatriz le alzaron en sus brazos. ¡Qué descanso, qué alivio sentirse en el aire, como pluma balanceada del viento! Pero al poco trecho las dos mujeres se cansaron de llevarle, y el ladrón...

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