Nazarín : 26

NazarínCuarta Parte Capítulo VI de Benito Pérez Galdós Cuarta Parte VI Observando al buen Nazarín taciturno y caviloso, él, que siempre las animaba con el ejemplo de su serena actitud, y aun con joviales palabras, Beatriz sintió que en su alma se encendía súbitamente como una hoguera de cariño hacia el santo que las dirigía y las guiaba. Otras veces sintiera el mismo fuego, mas nunca tan intenso como en aquella ocasión. Después, observándose hasta lo más profundo, creyó que no debía comparar aquel estado del alma al voraz incendio que abrasa y destruye, sino a un raudal de agua que milagrosamente brota de una peña y todo lo inunda. Era un río lo que por su alma corría, y saliéndosele a la boca, se derramaba fuera en estas palabras: «Señor, cuando venga ese padecer tan grande, sepa usted que quiero quererle con todo el amor que cabe en el alma, y con toda la pureza con que se quiere a los ángeles. Y si tomando yo para mí el padecer, a usted se lo...

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