Nazarín : 24

NazarínCuarta Parte Capítulo IV de Benito Pérez Galdós Cuarta Parte IV -¿Oyó usted anoche, desde su dormitorio, lo que hablamos Ándara y yo? -No, mujer. Desde mis aposentos no puede oírse nada. Además, dormí profundamente. Es que... Anoche, cuando rezábamos, noté que te equivocabas, que te distraías, tú que jamás te distraes ni te equivocas. Luego observé en tus miradas un cierto temor... Comprendí que en el pueblo, al bajar por agua, habías tenido un mal encuentro. Hablaba tu cara casi tan claramente como lo habría hecho tu boca. Y después... bien lo dice tu rostro... hubo temporal fuerte en tu alma, rayos y truenos. Estas borrascas o luchas de las pasiones no se pueden disimular: sus estragos son patentes, como en la Naturaleza los destrozos causados por el huracán. Has luchado... Satanás te tocó en el corazón con su dedo tiznado del hollín de los infiernos, y después te lo pasó por toda tu pobre humanidad. Los ángeles quisieron defenderte. Tú no...

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