Narváez : 25

Narváez Capítulo XXV de Benito Pérez Galdós San Ildefonso, Agosto.- El General Gobernador del Real Sitio, permitiéndome escribir estas páginas en su oficina de la Casa de Canónigos, ha venido a ser el Mecenas de mis Confesiones, y a su graciosa protección deberá la Posteridad el conocimiento de mis singulares aventuras o desventuras (que de todo hay) en esta veraniega Corte de las Españas; y sabrá lo que he pensado y visto, extrañas ideas, excelsas personas. Sean las primeras líneas de esta crónica para consignar que mi hijo continúa famoso vividor y mamón impertérrito, anunciando con su precoz robustez los grandes arrestos de una existencia fuerte y emprendedora. Su madre goza de perfecta salud; come con apetito, y se recrea en observar cómo se nutre y vigoriza; no pierde ocasión de hacerme notar la dureza de sus carnes y el apretado tejido de sus músculos, diciéndome mientras yo apruebo y admiro: «¿Te parece, Pepillo, que estoy bien dispuesta para mi...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información