Narváez : 23

Narváez Capítulo XXIII de Benito Pérez Galdós Pero el marrullero y pesadísimo D. Saturno, que anda de algún tiempo acá medio trastornado con la manía de antiparlamentarismo, y consagra sus estrechas facultades y su holgado tiempo a proveerse de razones, datos y copiosas estadísticas que demuestren la inutilidad o más bien el perjuicio de las llamadas Cortes, ora sean Constituyentes, ora Ordinarias, echó sobre el proyecto del Lozoya no diré un jarro de agua, sino cántaros de fuego, asegurando que de la Representación Nacional no puede salir traída de aguas ni de ninguna cosa buena, sino traída de barullo, confusión, corruptelas e inmoralidad. «Y no lo tome a mala parte, D Juan, que contra usted no voy, porque usted no ha inventado el Parlamentarismo, ni en él... las cosas claras... se encuentra muy a gusto, por más que lo calle, vamos, que no pueda decirlo... ¡Pero qué bien gobernaríamos sin Cortes, D. Juan, y qué derecho andaría todo el mundo! -Eso...

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