Nadie sabe

ABRE tus ojos anchos al asombrocada mañana nueva y acompasaen místico silencio tu latidoporque un día comienza su volutay nadie sabe nada de los díasque se nos van y luego se deshacenen polvo y sombra. Nadie sabe nada. Pisa la tierra, vierte la simiente,coge la flor y el fruto: sin palabras,pues nadie sabe nada de la tierramuda y fecunda que, en silencio, brota,y nadie sabe nada de las floresni de los frutos ebrios de dulzura. Mira la llamarada de los árboles,bebiéndose lo azul: contempla, tocala piedra inmóvil de alma intraducibley el agua sin contornos que caminapor sus trazados cauces, ignorándolos.Sueña sobre ellos. Sueña. Sin decirlo.Pues nadie sabe nada de los árbolesni de la piedra ni del agua en fuga. Mira las aves altas, desprendidas,limando el sol al golpe de sus alas;toma del aire el trino y el gorjeo,pero no quieras traducir su ritmo,pues nadie sabe nada de los pájaros. Mira la estrella, vuela hacia su altura,toma su luz y enciéndete la frente,pero no...

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