Museo del Louvre: El Gótico

Con todo ello, Francisco I había sellado para siempre, tres siglos antes de la fundación del museo, la imagen popular del Louvre. La Gioconda representa, con relación a la pintura del Louvre, lo mismo que la Venus de Milo en el capítulo de la escultura clásica, o que el Código de Hammurabi en lo que hace a las antigüedades pre-helénicas. Son las obras que dan al Louvre su definitiva categoría, su valor no disputado. Y no sólo porque todas ellas, inmensamente populares entre el público, hayan llegado a convertirse en auténticos fetiches culturales del mundo moderno; sino, y sobre todo, porque su indiscutible grandeza contribuye a focalizar el conjunto de cada una de las grandes colecciones del museo, ofreciendo al espectador unas referencias supremas en torno a las cuales puede ordenar mucho mejor su contemplación de la historia y del arte. La Gioconda, cuadro de Leonardo da Vinci. La Gioconda reina, pues, sin disputa sobre los vastos imperios pictóricos del Louvre....

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