Montes de Oca : 29

04/08/2010 1.707 Palabras

Montes de Oca Capítulo XXIX de Benito Pérez Galdós Cuando volvió a la capilla, que los ordenanzas habían arreglado en lo que se persigna un cura loco, poniendo en su lugar cada sagrado objeto, y la Dolorosa y el Cristo, encontró a Montes de Oca en el momento solemnísimo de oír su sentencia de muerte. Habíase vestido y acicalado con todo el esmero posible en la pobreza de su cárcel, y en su rostro grave y triste no se advertía ni temor ni arrogancia. Contaba ya con la muerte, y aceptábala sin creer que la merecía, como el coronamiento más digno de su desastre revolucionario. Vivir vencido con vilipendio no era muy airoso, y la noble causa que había defendido se sublimaba con la sangre de los que intentaron ser sus héroes. A la pregunta de si ampliar quería su declaración de la noche anterior, respondió que se confirmaba en ella. Se había sublevado contra el Gobierno, induciendo a paisanos y tropa a la rebelión, porque en conciencia creía que era su deber...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info