Monet: Obras

Monet firma todavía con la inicial de su primer nombre, Oscar, esta obra de brillante ejecución realizada antes de entrar en el taller de Gleyre. En el Salón de 1859 había admirado «un cuadro muy hermoso de Troyon, un perro con una perdiz en la boca.» Por otra parte, también Boudin, su mentor, había ejecutado años antes unas naturalezas muertas con caza. El enriquecimiento generalizado de la burguesía bajo el Segundo Imperio vuelve a poner en boga una pintura decorativa y a la vez familiar, ilustrada en el siglo XVIII por Chardin, Oudry y Desportes. Son temas que un joven pintor puede vender fácilmente y Monet debió tomar ejemplo de Charles Monginot, quien le presta su taller en 1859 y 1860. Este alumno de Couture, íntimo amigo de Monet, se especializará en ese tipo de pintura. El museo de Amberes conserva uno de sus Trofeos de caza. En esta época, el joven Monet ejecuta también algunas naturalezas muertas más realistas, inspiradas sin duda en François Bouvin –a quien conoce en la cervecería des Martyrs–, o en Théodule Ribot, cliente habitual del albergue Saint-Siméon, de Honfleur. La disposición de este lienzo es magnífica y quizá se lo mostrara a su futuro maestro como prueba de su capacidad. En esta composición piramidal ligeramente descentrada, el cuerno de pólvora resalta sobre la pared blanca. La diagonal del fusil corta el triángulo formado por las correas de la cartuchera. La sobriedad del revestimiento en madera de la pared contrasta con el cúmulo de aves sobre la mesa de caza de mármol rojo y el perro de caza, en primer plano, parece fascinado por este espectáculo. Monet ha detallado con un brío extraordinario el faisán dorado, el urogallo que se recorta contra el zurrón, la perdiz roja, la becada y la agachadiza. Pero esta hermosa demostración no tendrá continuidad pues no proseguirá su carrera con estos temas.