Miguel Strogoff: Primera parte: Capítulo XVII

Versos y canciones Miguel Strogoff se encontraba ya relativamente seguro, aunque su situación continuaba siendo terrible. Ahora que aquel valiente animal que tan fielmente le había servido acababa de encontrar la muerte entre las aguas del río, ¿cómo podría él continuar el viaje? Tenía que proseguir a pie, sin víveres, en un país arruinado por la invasión, batido por los exploradores del Emir y encontrándose todavía a una distancia considerable del final de su viaje. -¡Por el Cielo! -gritó, haciendo desaparecer todas las razones de desánimo que acababan de embargar su espíritu-. ¡Llegaré! ¡Dios proteja a la santa Rusia! Miguel Strogoff se encontraba entonces fuera del alcance de los jinetes tártaros. Éstos no se habían atrevido a perseguirle a través del río y, por tanto, debían de creer que se había ahogado porque, tras su desaparición bajo las aguas, no habían podido verle llegar a la orilla derecha del Obi. Pero el correo del Zar, deslizándose entre...

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