Memorias de un cortesano de 1815 : 25

Memorias de un cortesano de 1815 : 25 de Benito Pérez Galdós Al día siguiente oí a doña María quejarse de la profunda distracción de Presentacioncita, de sus nerviosidades y palideces, del trastorno muy visible que en sus maneras y lenguaje se había verificado, lo que acabó de confirmar mi creencia respecto a la veracidad de la niña en las confianzas que me hiciera. Llegada la noche, acudí a la segunda cita y pareciome que se habían agravado en la hermosa muchacha los síntomas de exaltada y febril pasión. -¡Cuánto ha tardado Vd., D. Juan! -me dijo reconviniéndome. -He venido a la hora marcada, incomparable niña -repuse-. Si Vd. se ha anticipado, no me acuse de tardío. Y ¿qué tal? ¿Se ha meditado mucho? ¿Cómo está esa preciosa cabeza? ¿Se ha serenado, se ha aclarado ese entendimiento? -He pensado mucho en ello, Sr. D. Juan -exclamó con abatimiento-, y...

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