Memoria: No hay instante sin milagro

Memoria de apariencias del auto No hay instante sin milagro (1672) de Pedro Calderón de la Barca Memoria de las apariencias que se han de disponer para la representación de las fiestas del Santísimo Sacramento de este año de setenta y dos en el auto intitulado No hay instante sin milagro El primer carro ha de ser una devanadera de todo su segundo cuerpo, dividida en dos mitades: la una se ha de abrir en bastidores y verse en ella un retrete adornado de espejos, escritorios y países y demás adornos que puedan significarle rico y vistoso. Ha de tener en medio su estrado y un atril con un espejo en que ha de aparecer tocándose una dama. La otra mitad, que ha de ser respaldo de esta, ha de ser un peñasco bruto que, abierto también en bastidores, descubra una gruta a manera de cueva, entre cuyos riscos habrá a un lado una cruz pequeña de troncos bastos con capacidad para que la misma dama aparezca delante de ella hincada de rodillas. Esto ha de dar a sus tiempos una y...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información