Marianela: 11

Capítulo XI 11 Pág. 11 de 22 Marianela Benito Pérez Galdós El patriarca de Aldeacorba -Ya la están ordeñando -dijo antes de saludarles-. Supongo que todos tomarán leche. ¿Cómo va ese valor, doña Sofía?... ¿Y usted, D. Teodoro?... ¡Buena carga se ha echado a cuestas! ¿Qué tiene María Canela?... una patita mala. ¿De cuándo acá gastamos esos mimos? Entraron todos en el patio de la casa. Oíanse los graves mugidos de las vacas que acababan de entrar en el establo, y este rumor, unido al grato aroma campesino del heno que los mozos subían al pajar, recreaba dulcemente los sentidos y el ánimo. El médico sentó a la Nela en un banco de piedra en un banco de piedra, y ella, paralizada por el respeto, no se atrevía a hacer movimiento alguno y miraba a su bienhechor con asombro. -¿En dónde está Pablo? -preguntó el ingeniero. -Acaba de bajar a la huerta -replicó el señor de Penáguilas, ofreciendo una rústica silla a Sofía-. Mira, Nela, ve y...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información