Luchana : 37

Luchana : 37 de Benito Pérez Galdós Vio el sordo soldados y ordenanzas en la cocina, oficiales que sin cesar subían y bajaban por la escalera principal, a la cual se asomó, por matar el tiempo, esperando a su amiga. Esta reapareció, diciendo: «No vuelvo más arriba. Los ayudantes no la dejan a una vivir... Vean qué cardenales tengo en este brazo. Un asistente me ha dicho que el General está malo y no come nada... que tengamos caldo para las doce... Tú, Casiana, dame a mí un poco de guisado, que estoy desfallecida... Echa, echa más, que comerá conmigo el pobre Churi... ¿Verdad, hijo, que tienes gana? ¡Pobre sordito!... Siéntate aquí, cuéntame...». Tan viva de genio era la tal Saloma, que a veces parecía no estar en sus cabales. Dejándose llevar de su vena comunicativa, sin parar mientes en la sordera de Churi, le refirió, mientras comían, sucesos militares de notoria...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información