Los tres mosqueteros: Capítulo XXXVI

Los tres mosqueterosSueño de venganza de Alejandro Dumas (padre) Por la noche, Milady ordenó introducir al señor D'Artagnan tan pronto como viniese, según su costumbre. Pero no vino. Al día siguiente Ketty vino a ver de nuevo al joven y le contó todo lo que había pasado la víspera; D'Artagnan sonrió; aquella celosa cólera de Milady era su venganza. Por la noche, Milady estuvo más impaciente aún que la víspera renovó la orden relativa al gascón, mas, como la víspera, lo esperó en vano. Al día siguiente Ketty se presentó en casa de D'Artagnan, no alegre y viva como los dos días anteriores, sino por el contrario triste hasta morir. D'Artagnan preguntó a la pobre niña lo que tenía; mas por toda respuesta ella sacó una carta de su bolso y se la entregó. Aquella carta era de la escritura de Milady, sólo que esta vez estaba dirigida a D'Artagnan y no al señor de Wardes. La abrió y leyó lo que sigue: «Querido señor D'Artagnan, está mal descuidar así a...

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