Los tres mosqueteros: Capítulo XLV

Los tres mosqueterosEscena conyugal de Alejandro Dumas (padre) Como Athos había previsto, el cardenal no tardó en descender; abrió la puerta de la habitación en que habían entrado los mosqueteros y encontró a Porthos jugando una encarnizada partida de dados con Aramis. De rápida ojeada registró todos los rincones de la sala y vio que le faltaba uno de los hombres. -¿Qué ha sido del señor Athos? - preguntó. -Monseñor - respondió Porthos-, ha partido como explorador por algunas frases de nuestro hostelero, que le han hecho creer que la ruta no era segura. -¿Y vos, que habéis hecho vos, señor Porthos? -Le he ganado cinco pistolas a Aramis. -Y ahora, ¿podéis volver conmigo? -Estamos a las órdenes de Vuestra Eminencia. -A caballo pues, señores, que se hace tarde. -El escudero estaba a la puerta y sostenía por las bridas el caballo del cardenal. Un poco más lejos, un grupo de dos hombres y de tres caballos aparecía en la sombra: aquellos dos hombres eran los...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información