Los tres mosqueteros: Capítulo LVII

Los tres mosqueterosUn recurso de tragedia clásica de Alejandro Dumas (padre) Tras un momento de silencio, empleado por Milady en observar al joven que la escuchaba, continuó su relato: -Hacía casi tres días que no había comido ni bebido, sufría torturas atroces: a veces pasaban por mí como nubes que me apretaban la frente, que me tapaban los ojos: era el delirio. Llegó la noche; estaba tan débil que a cada instante me desvanecía y cada vez que me desvanecía daba gracias a Dios, porque creía que iba a morir. En medio de unos de estos desvanecimientos, oí abrirse la puerta; el terror me volvió en mí. Mi perseguidor entró seguido de un hombre enmascarado: él también estaba enmascarado; pero yo reconí su paso, yo reconocí aquel aire imponente que el infierno ha dado a su persona para desgracia de la humanidad. «Y bien - me dijo-, ¿estáis decidida a hacerme el juramento que os he pedido?» «Vos lo habéis dicho, los puritanos no tienen más que una palabra:...

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