Los seis velos: 1

Los seis velos de Pedro Antonio de Alarcón Prólogo y dedicatoria A Agustín Bonnat Hace algún tiempo que mi amigo Rafael y yo, más enamorados de la muerte que de la vida, dimos un largo paseo por el mar a las altas horas de una tranquila noche de verano, sin otra compañía que la implacable luna, y rigiendo por nosotros mismos un barquichuelo del tamaño de un ataúd. Cansados de remar, y extáticos ante la solemne calma de la Naturaleza, acabamos por abandonar el bote a merced de las olas, confiando en la mansedumbre con que lo acariciaban, o más bien en nuestra mala suerte, que parecía decidida a no ayudarnos a morir. Rafael había cantado una patética barcarola, y cuya letra decía de este modo:    «Boga, boga sin recelo, Del remo al impulso blando, Como las almas bogando Van desde la tierra al cielo.    Boga, que el viento no zumba Y la mar se duerme en calma; Boga, como boga el alma Desde la cuna a la tumba.» Esta sencilla...

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