Los poetas malditos: V. Villiers de l'Isle Adam

Los poetas malditosV. Villiers de l'Isle-Adam de Paul Verlaine “No se debe escribir sino para el mundo entero…” “Además, ¿qué puede importarnos la justicia? Aquel que al nacer no albergue en su pecho su propia gloria, jamás conocerá el significado de esta expresión.” Estas palabras, extraídas del prefacio de La Rebeldía (1870), presentan a Villiers totalmente, al hombre y a la obra. Orgullo inmenso, justificado. Todo el París literario y artístico, nocturno con preferencia, pero nocturno dignamente, siempre más bien rezagado y distraído en bellas discusiones que aficionado a las alegrías que alumbran las íntimas luces de gas, le conoce, y si no le ama, admira a este hombre genial; y quizá no le ame porque sea menester que, sobre todo, le admire. El pelo largo y canoso, el rostro ancho a propósito –diríase– para el agrandamiento de sus ojos magníficamente vagos; el bigote, de rey; el ademán frecuente y a mil leguas de la falta de belleza, a veces...

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