Los Cien Mil Hijos de San Luis : 34

Los Cien Mil Hijos de San Luis : 34 de Benito Pérez Galdós Envié recados al conde de Montguyon; pero no se le podía encontrar por ninguna parte. Unos decían que estaba en el Trocadero, otros que en el Puerto, otros que había ido a las fragatas con una comisión. Por último, averigüé con certeza su paradero y le escribí una carta muy cariñosa. Mas pasó un día, pasaron dos y yo me moría de impaciencia, sin poder ver al prisionero ni aun saber dónde le habían llevado. El Conde, robando, al fin, un rato a sus quehaceres, vino a verme el día 4. Yo estaba otra vez medio loca y no tenía humor para hacer papeles, sino que espontáneamente dejaba que se desbordasen los sentimientos de mi corazón. -¡Oh! Cuánto me alegro de ver a usted -le dije-. Si usted no viene pronto, señor Conde, me hubiera muerto de pena. Con estas palabras, que creía dictadas por un vivo interés...

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