Los Cien Mil Hijos de San Luis : 31

Los Cien Mil Hijos de San Luis : 31 de Benito Pérez Galdós Y corriendo hacia la casa, soñaba no ya con las delicias de un encuentro feliz y de una amable reconciliación, sino con proporcionar a mi alma el inefable, el celestial, el infinito regocijo de un escándalo, de una escena, de una de esas venganzas de mujer que son la Ilíada del corazón femenino. No sé si me equivocaré juzgando por mí de todas las mujeres; pero pienso firmemente que ninguna, por muy tímida que sea, deja de sentir en momentos dados, y cuando se discuten asuntos del corazón, el poderoso instinto de la majeza. La maja, digan lo que quieran, no es más que lo femenino puro. De mí puedo asegurar que en aquel instante me sentía verdulera. -Tengo la seguridad -decía-, de que le encontraré allí. El corazón me lo dice... Es precisamente lo que necesito; es la satisfacción más preciosa y agradable de mi inmenso...

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