Las tormentas del 48: 9

Las tormentas del 48 Capítulo IX de Benito Pérez Galdós 18 de Febrero.- ¡Ay, ay, ay!... Esto no es quejido lastimero, sino el lenguaje del asombro y confusión que desde anoche llevo en mi alma, sin que haya podido atenuarlos con el sueño matutino ni con el paseo de la tarde. ¿Estoy demente, o qué me pasa? De veras digo que si llevaran rótulo los capítulos o tratados de estas Confesiones, el presente debía ser encabezado así: De la singular y nunca imaginada aventura que le salió al caballero Fajardo en el baile de Villahermosa con el inaudito encuentro de una misteriosa máscara. Las diez serían cuando Aransis, Donato, Bringas y yo subíamos por la escalera de Villahermosa, que, con tener espacio y anchuras grandes, le venía muy corta al tropel de personas, con careta o sin ella, que intentábamos franquearla. En la puerta que abría paso a la antesala y guardarropa, las apreturas de la multitud impaciente producían gemidos de asfixia, alguna imprecación seca, y...

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