Las tormentas del 48: 13

Las tormentas del 48 Capítulo XIII de Benito Pérez Galdós 14 de Marzo.- Sin aguardar a que me llamase mi hermana, he ido a verla; tanto me aprieta el afán de reparar la injusticia cometida con el pobre Cuadrado. Aunque la espera no fue larga, aburríame el plantón en la penumbra fría del locutorio, aspirando el singular tufo de convento, mezcla de olorcillos de humedad, de incienso, de ropas de lana en continuo uso. Para colmo de hastío, no había en la estancia ninguna obra de arte con que entretenerme, pues un San Francisco recibiendo la impresión de las llagas, pintura nefanda, con el lienzo podrido a trozos y el marco apolillado, más causaba miedo que admiración. Llegó Sor Catalina presurosa quejándose de que mi visita no anunciada la distraía de ocupaciones apremiantes; pidele perdón por la inoportunidad, y al punto explane el caso de Cuadrado y mi disgusto por la absurda situación en que nos veíamos: él, inocente, castigado; yo, culpable, impune. Sin...

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